Dulce de peras

Pelar las peras, cortarlas en cuartos y quitarles el corazón. Envolver la cáscara y el corazón de las peras junto con la canela y la cáscara de limón en un trozo de estopilla de algodón.

Colocar las peras, la bolsita de estopilla de algodón y el agua en un recipiente para hacer dulce o en una cacerola grande. Ubicar el recipiente sobre fuego fuerte y llevar el agua a hervor. Reducir el fuego y cocinar las peras lentamente durante treinta minutos o hasta que estén blandas. Retirar la bolsita de liencillo de algodon y, empleando una cuchara de madera, presionarla contra el costado del recipiente para extraerle todo el jugo que sea posible. Descartar la bolsita. Agregar el azúcar y revolver hasta que se haya disuelto. Incorporar el jugo de limón y mezclar.

Aumentar el fuego y llevar el dulce a hervor. Cocer de quince a veinte minutos.

Para probar si la dulce ha alcanzado el punto de espesura deseado, retirar el recipiente del fuego y empleando una cuchara colocar una pequeña cantidad de dulce sobre un platito. Dejar enfriar. El punto se alcanza cuando la superficie del dulce se arruga al empujarla con un dedo. Si aún no se ha obtenido el punto, colocar el recipiente nuevamente sobre el fuego y continuar la cocción probándolo con frecuencia. Como alternativa se puede emplear un termómetro para azúcar. La preparación habrá alcanzado el punto justo cuando registre una temperatura de 104 a 105° C.

Retirar el recipiente del fuego y, empleando una espumadera, sacar la espuma que se haya formado en la superficie. Dejar descansar el dulce durante cinco minutos. Verterlo luego dentro de frascos limpios, secos y entibiados. Colocar un círculo de papel encerado o papel manteca sobre cada uno de los frascos. Limpiar el borde exterior y el interior de cada recipiente con un trapo húmedo y entibiado para quitar los restos de dulce. Tapar los frascos con tapas para dulce y asegurarlas con bandas elásticas.

Pegar etiquetas en los recipientes y almacenar el dulce en un lugar fresco y seco.

El dulce de peras puede servirse para untar tostadas, rellenar empanaditas o como postre acompañando cremas, flanes, budines, tortas heladas o, solo, bien rociado con crema de leche.