Ñoquis de espinaca y ricota

Poner las espinacas en una cacerola grande. Verter agua suficiente como para cubrirlas. Agregar una cucharadita de sal.

Cocinar durante diez minutos o hasta que estén tiernas las espinacas. Escurrirlas en un colador, presionándolas bien con una cuchara de madera para sacar todo exceso de líquido.

Ponerlas sobre una tabla y picarlas finamente con un cuchillo afilado.

En una cacerola grande, derretir la manteca a fuego moderado. Cuando la espuma baje, agregar la cebolla y cocinar, revolviendo hasta que esté blanda y dorada. Incorporar la espinaca y, con. una cuchara de madera, mezclar la ricota, una cucharadita de sal, la pimienta y la nuez moscada. Batir hasta que quede suave. Bajar el fuego y cocinar durante cinco minutos más.

Sacar del fuego y mezclar los huevos, la mitad del queso parmesano rallado y la harina. Volcar la mezcla en un bol y dejarla enfriar a temperatura ambiente; luego mantener en la heladera durante dos o tres horas.

Retirar y colocar la masa en una mesa enharinada. Formar con ella pequeñas bolitas del tamaño de una nuez.

Untar con una cucharada de manteca derretida una fuente para horno y espolvorearla con el queso parmesano restante.

Llenar por la mitad una cacerola grande con agua y agregarle la sal. Hacer hervir el agua. Echar los ñoquis, en poca cantidad cada vez. Dejar hervir a fuego lento hasta que suban a la superficie. Retirar con una espumadera y escurrirlos. Colocar los ñoquis en la fuente enmantecada y conservarlos calientes mientras se cocinan los restantes. Calentar el horno a temperatura alta. Introducir en el horno y gratinar los ñoquis durante unos minutos, retirar y servir.