Masitas de ananá y naranja

Desmenuzar la levadura en un bol pequeño. Aplastar con un tenedor agregando una pizca de azúcar. Añadir agua tibia y unir los ingredientes hasta formar una pasta blanda. Dejarla en un sitio templado donde no haya corrientes de aire durante 15 ó 20 minutos, o hasta que la mezcla a leudar se haya esponjado o hinchado.

Mientras tanto, verter leche en una pequeña cacerola y agregar los trocitos de manteca. Calentar sobre fuego moderado y retirar la leche antes del hervor. Retirar y dejar entibiar. Sobre un bol de tamaño mediano, tamizar la harina y la sal. Incorporar el resto del azúcar. Hacer un pozo en el centro de la harina y echar, dentro de la levadura, el huevo batido y la leche tibia con manteca. Utilizando una espátula, adicionar los líquidos altercando la harina en forma gradual. Mezclar hasta que toda la harina haya sido incorporada y la masa se desprenda de las paredes del bol.

Volcar la masa sobre una superficie ligeramente enharinada. Amasar hasta obtener una masa elástica y suave. Formar un bollo.

Lavar, secar y enmantecar ligeramente el bol. Poner allí la masa y cubrir con un trapo limpio y húmedo. Dejar el bol en un sitio templado donde no haya corrientes de aire, durante 1 hora o 1 hora y 15 minutos, o hasta que la masa haya leudado y doblado su tamaño.

Mientras tanto, en un bol pequeño, remojar las pasas de uva con el vino. Dejar descansar durante 15 minutos, o hasta que las pasas se hayan hinchado. Escurrirlas y reservarlas.

Forrar una asadera grande con papel impermeable. Poner la masa leudada sobre una superficie ligeramente enharinada. Achatar la masa con la palma de la mano. Untar con aceite de oliva, utilizando un pincel de repostería. Esparcir sobre ella las pasas de uva, el ananá y los trozos de cáscara de naranja abrillantada picada.

Doblar la masa en tres y amasar vigorosamente durante 6 u 8 minutos o hasta que esté blanda, y que las frutas, el ananá y el aceite se hayan distribuido dentro de la misma en forma pareja.

Cortar la masa en 8 trozos iguales y formar bollos con las manos.

Colocarlos bien distanciados sobre la asadera ya preparada.

Taparlos con un trapo limpio y húmedo y dejar reposar en un lugar templado donde no haya corrientes de aire durante 30 ó 40 minutos, o hasta que los bollos hayan duplicado su tamaño.

Calentar el horno a fuego fuerte, 200°C. Pintar los bollos con la mezcla de yema y leche, utilizando un pincel de repostería.

Introducir la asadera en el centro del horno, cocinarlos bollos hasta que estén dorados en la parte superior.

Retirar la asadera del horno. Disponer los bollos sobre una rejilla de alambre.