Nudos de alcaravea

Poner la leche en una cacerolita, a fuego bajo, hasta que esté a punto de servir. Retirar del fuego y agregar la manteca. Cuando la manteca esté derretida, dejar hasta que la leche esté Tibia.

Cernir la harina, la sal y el azúcar en un bol grande.

Desmenuzar la levadura en un bol pequeño y añadirle el agua tibia trabajando con un tenedor hasta obtener una pasta. Usar una cuchara de madera y mezclar el huevo y la pasta de levadura con la leche y la manteca.

Hacer un hueco en el centro de la harina y verter en él la preparación de levadura y leche. Trabajar con la cuchara de madera o con las manos incorporando gradualmente a la harina el líquido, mezclando hasta obtener una masa suave.

Agregar 2 cucharadas de semillas de alcaravea. Espolvorear el resto de la harina sobre la masa. Tapar el bol con una servilleta y poner en lugar templado durante 1 a 1 y 1/2 hora para que leve, hasta casi el doble de su volumen.

Engrasar con el aceite y un pincel dos planchas para horno.

Poner la masa en una mesa ligeramente enharinada y amasar 5 minutos o hasta que esté bien lisa.

Formar tiras de masa en forma de rollitos de 30 cm de largo. Con un cuchillo afilado, cortar 20 trozos iguales. Arrollar cada tira en forma de soga de 35 cm de largo. Poner sobre la tabla y hacer un nudo con los extremos cruzados. Llevar los extremos hacia abajo del nudo.

Extender los extremos aparte y asegurar debajo del nudo. Repetir con cada tira de masa y dejar descansar 10 minutos.

Llenar una cacerola grande con agua hasta sus dos terceras partes. Hacer hervir a fuego fuerte. Poner 2 nudos en el agua. Éstos se hunden hasta el fondo y luego suben a la superficie y duplican su volumen. Sacarlos con una espumadera y disponerlos en la plancha para horno. En el caso de haberse desatado los nudos, darles nuevamente forma. Dejarlos en lugar templado durante 15 minutos o hasta que que estén secos.

Calentar el horno a temperatura más bien alta, 200°C.

Con un pincel, pintarlos con huevo.

Cocinar 15 ó 20 minutos en el horno o hasta que estén dorados.

Retirar del horno y servir tibios.