Diablillos

En un bol de tamaño mediano, batir el queso doble crema junto con la manteca, empleando una cuchara de madera. Incorporar la harina y mezclarla suavemente con los ingredientes anteriores. Amasar bien la preparación. Empleando las manos, formar un bollo. Envolverlo con papel encerado o papel manteca y dejarlo en la heladera durante dos horas para que se enfríe bien.

Calentar el horno hasta una temperatura de 220°C. Forrar dos placas para horno grandes con papel de aluminio que no se pegue y dejarlas a un lado.

Retirar la masa de la heladera y descartar el papel.

Extender la masa sobre una tabla o superficie ligeramente enharinada, empleando un palo de amasar espolvoreado con harina, y formar un rectángulo de tres milímetros de espesor como máximo. Cortar la masa en rectángulos de dos centímetros y medio de ancho y cinco centímetros de largo. Colocar pequeñas cantidades de mermelada de damascos en el centro de cada rectángulo y plegarlos de manera que queden cuadrados de dos centímetros y medio de lado. Presionar ligeramente los bordes de los cuadrados para unirlos bien.

Pasar los cuadrados a las placas para horno ya preparadas, dejando un pequeño espacio entre uno y otro.

Ubicar las placas en el centro del horno y cocinar los diablillos de ocho a diez minutos, o hasta que estén hinchados y dorados.

Retirar las placas del horno y poner los diablillos sobre un enrej ado de alambre para que se enfríen.