Pastelitos al roquefort

Primero preparar la pasta. Tamizar la harina y la sal en un bol grande.

Agregar los 3/4 de taza de manteca y la margarina y cortarlas en pequeños trozos con un cuchillo de mesa. Agregar el agua y mezclar rápidamente para formar una masa, que debe quedar grumosa.

Sobre una superficie ligeramente enharinada, estirar la masa en forma oblonga, doblarla en tres y darla vuelta de manera que los extremos abiertos queden hacia el que realiza la operación. Volver a estirar la masa, doblar en tres y dar vuelta. Repetir el proceso de estirar y doblar una vez más. Envolver la masa en papel encerado y colocarla en la heladera durante 30 minutos.

Mientras tanto, preparar el relleno. Desmenuzar el queso en un bol mediano. Agregar la manteca y, con una cuchara de madera, batir hasta que estén bien unidos. Incorporar las yemas, el kirsch o el brandy, la pimienta y los cebollinos y mezclar muy bien. Poco a poco, y sin dejar de batir, agregar la crema, cuidando que la mezcla no quede muy chirle.

Calentar el horno a fuego caliente, 220°C. Engrasar una asadera grande con la cucharadita de manteca.

Retirar la masa de la heladera. Si se ve estriada, volver a estirarla, en forma de óvalo y doblar este nuevamente en tres. Sobre una superficie ligeramente enharinada, estirar la masa en un óvalo de aproximadamente 1,5 cm de espesor.

Con un cuchillo afilado o con un cortapasta cortar la masa en veinticuatro cuadrados.

Con una cucharita, poner una pequeña cantidad del relleno en el centro de cada cuadrado de masa. Humedecer los bordes de estos con agua, empleando para esto un pincel chico o la yema de los dedos. Doblar cada cuadrado por la mitad formando un triángulo y presionar los bordes para unirlos.

Colocar los triángulos en la asadera. Hacer un pequeño hueco en el centro de cada uno y pintarlos con el huevo batido. Introducir la asadera en el horno y cocinar durante 20 minutos o hasta que la masa esté dorada.

Retirar del horno y dejar que los bocados se enfríen apenas. Servir