Cáscara de naranja confitada
Las cáscaras de naranja confitadas en el hogar poseen un sabor agradable, son de brillante color y resultan muy útiles para realzar el gusto y la apariencia de las tortas caseras. El mismo proceso puede aplicarse a las cáscaras de limón y de toronja.
Las naranjas que se utilicen deben ser de color brillante y de cáscara aceitosa. Esta última se cortará en cuatro trozos, una vez que se la haya separado de la fruta. Luego se la limpiará con un cuchillo bien afilado para quitarle la parte blanca que no se usará.
Pesar la cáscara y tomar nota del peso. Ponerla en una cacerola grande. Verter sobre la misma agua fría en cantidad suficiente para cubrirla bien. Llevar el agua a hervor sobre fuego moderado. Reducir el fuego al mínimo y cocinar lentamente hasta que esté casi tierna al pincharla con la punta de un cuchillo afilado. Escurrirla y reservar el líquido de la cocción. Colocarla en un bol a prueba de llama, de tamaño mediano.
Preparar un almíbar con 300 cm3 del líquido de la cocción más 6 cucharadas de azúcar, por cada 450 gramos de cáscara.En una cacerola mediana, llevar el líquido de la cocción y el azúcar a hervor, sobre fuego moderado, revolviendo constantemente para disolver el azúcar. Hervir el almíbar, sin revolver, hasta que registre una temperatura de 104°C en un termómetro para azúcar, o hasta que con una pequeña cantidad del mismo remojada con agua fría se pueda formar un hilo corto al estirarla entre el índice y el pulgar. Retirar el recipiente del fuego.
Verter el almíbar sobre la cáscara contenida en el bol y dejar a un lado durante 24 horas.
Colar el almíbar dejándolo caer dentro de una cacerola. Dejar la-,cás- cara a un lado. Agregar dos cucharadas de azúcar al almíbar y poner el recipiente sobre fuego moderado. Llevar el almíbar a hervor, revolviendo constantemente. Retirar la cacerola del fuego. Verter el almíbar sobre la cáscara. Dejar a un lado durante 24 horas más.
Pasar la cáscara y el almíbar a una cacerola mediana y colocarla sobre fuego bajo. Cocinar lentamente durante treinta minutos o hasta que el almíbar esté bien espeso. Retirar el recipiente del fuego y dejar que el almíbar se enfríe.
Con la ayuda de una espumadera, ubicar la cáscara en una placa para horno. Descartar el almíbar. Dejar la cáscara en un lugar cálido durante tres días para que se seque (lo más adecuado es un armario ventilado). Si se desea acelerar el proceso se puede colocar la placa en el horno caliente, a una temperatura de 130°C, y se
carla de esa forma durante tres horas.
Cuando la cáscara esté completamente seca, conservarla en un tarro hermético, alternando capas de cáscara de naranja con hojas de papel encerado para evitar que los trozos de cáscara confitada se peguen entre sí.